lunes, 7 de febrero de 2011

Jornada 17: F. Ondarreta 5-0 Proyel Duero

Con un poco de retraso aquí va la crónica de un partido con resultado engañoso. Y es que si se ve sólo el marcador, F. Ondarreta 5-0 Proyel Duero, pudiera parecer que nos dieron un repaso de principio a fin. Y no fue así. Vaya por delante que jugamos contra un equipazo, pero nosotros tuvimos nuestras ocasiones y no merecimos perder por tantísima diferencia.

Pero empecemos por el principio. Nuestro equipo tenía algunas bajas por lesión (Blas y Pantoja vieron el partido pero siguen con los problemas de la semana anterior y tuvieron que reservarse) y los Pericos llegaron tarde por no encontrar el campo (incluso hubo que ir a buscarles casi a la puerta de su casa).


Aún así, la primera parte fue muy disputada. Estuvimos muy juntos y salvo el fallo del primer gol no hubo grandes problemas. Eso sí, nosotros tampoco nos acercamos demasiado. Tuvimos algunas ocasiones, pero no conseguimos empatar y con el resultado de 1-0 llegamos al descanso.


En la segunda parte hubo algo más de descontrol, y aunque estábamos atacando encajamos un segundo gol que fue definitivo. A partir de ahí hubo que tomar tácticas arriesgadas y quitamos un defensa para tener algo más de superioridad en el centro del campo. No tuvo demasiado efecto, pues el equipo se partió en dos y empezaron a caer los goles.

Hay que destacar que el último gol suyo fue en fuera de juego y ni siquiera entró (el balón salió como dos metros tras rebotar en el larguero), pero el árbitro se lo dio para compensar un paradón de Edu bajo palos que no pitó. Al final, un triste 5-0 que no hace justicia. Hay que reconocer que son muy buenos (aunque todo lo bien que juegan al fútbol no se traduce en que sean buenas personas), pero aún así tanta diferencia no se vio en el campo. Ya lo dijo Luciano: "Con los equipos buenos pasa esto, juegas igual que ellos y te meten cinco".


Una pena, pero seguimos en la zona alta de la tabla. Mañana la clasificación y el sábado un nuevo partido con un equipo de arriba: perfecto para romper la racha de dos derrotas seguidas.

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